viernes, 26 de febrero de 2010

Decimocuartas Jornadas de Jazz de Melilla


Las Decimocuartas Jornadas de Jazz de Melilla, organizadas por la UNED, a las que he asistido (los días 17,18 y 19 de este mes de Febrero) como cada año -desde las primeras en 1997- con la perenne "obligación" (compromiso de amigo) de presentar cada concierto, se han desarrollado una vez más con todo éxito de público, muy buen jazz y sobre todo el excelente y cálido ambiente que saben establecer sus organizadores, el incombustible Ángel Castro (profesor del Centro) y el incansable Kirico que programa el cartel con muy buen criterio, se viene desde Málaga para los conciertos y se encarga del sonido y las grabaciones (la Uned siempre graba las actuaciones para, al año siguiente, fabricar un CD con un tema de cada grupo participante y regalarselo a los asistentes como recuerdo, bonito ¿No?). Luego Kirico -después de recoger todo- se va a la "jam session" a tocar el contrabajo...

Y no dejemos en el olvido a ese personaje único que es "el Bunny", un genuino melillense, jazzaficionado de pro y gran amigo, que hace de chofer para ir al aeropuerto a buscar a todos, traslada instrumentos de un lado para otro y acaba también en las "jams" tocando la guitarrra o la batería (según necesidades) y es totalmente autodidacta en ambas especialidades. Luego, el día en que te vas, siempre te lleva una caja de dulces típicos marroquis para tu mujer ("A la que deberías traer más a menudo").

Dicho esto, el 17 tuvimos un concierto inaugural con ese fenómeno que es Raynald Colom. Este chaval (bueno, ya va a cumplir los treinta) toca cada día mejor -en mi opinión- y con más madurez. Ya hace años que venimos siguiendo su carrera y, desde el principio,
supimos que nos encontrabamos ante un "crack", pero ahora muestra una maestría, una seguridad y una autoridad evidentes. Es un gran artista y un improvisador siempre inspirado. Bien acompañado por ese estupendo pianista uruguayo -que ya lleva unos cuantos años entre nosotros- José Reinoso y especialmente por el sorprente juego de percusión que le proporcionaba Roger Blaviá, Raynald fue un auténtico triunfador. Apuesto a que en la edición 2011, el Premio Aula 10 que cada año otorga la UNED al Mejor Solista del año anterior ira para él (he dicho "apuesto", vale...).

Al día siguiente, Nardi Castellini, cubano residente en Granada desde hace ya unos años (después de otros tantos en Copenhague), nos demostró, con su bien conjuntado cuarteto -en el que se integraba uno de nuestros mejores especialistas del contrabajo, el malagueño Francis Posé- que es un saxo tenor para disfrutar y no olvidar. Él y sus otros compañeros, también caribeños, hablan jazz sin acento y saben añadirle, por momentos, la suficiente y sutíl dosis de ritmo afro-cubano del que se encarga -con manos más que hábiles- Moisés Porro con sus congas. Otra gratificante velada que el público que abarrotaba, como cada noche, el auditorio, saludó con buenos y cerrados aplausos.

Pero al tercer día... ¡Ay! al tercer día: nos habían anunciado una meteorología adversa... y acertaron. No llovió lo que se temía pero si llegaron los vientos de más de 100 km. por hora y el aeropuerto de Melilla se cerró a cal y canto para el día. En consecuencia, la vocalista hondureña Eva Cortés que venía, en vuelo directo desde Madrid, con su trío liderado por el pianista Pepe Rivero, se vió forzada a aterrizar en Málaga, sin esperanzas de seguir hasta Melilla y tuvo que regresar a la capital con la consiguiente cancelación del concierto de esa noche. Por supuesto que el concierto tendrá lugar algún día de estos (lo pactado es lo pactado para ambas partes) pero eso ya será fuera de las Jornadas y no podré asistir a ello.
"La primera vez en 14 años que me ocurre algo así..." decía, un tanto enfadado, Ángel Castro. A Melilla, es cierto, le cierran el aeropuerto, por viento o lluvia, cada dos por tres pero nunca había pasado durante las Jornadas.

Bien, aquél día estaba previsto entregar el Premio AULA 10 al que el jurado de la UNED consideraba el Mejor Solista de la edición 2009, Jordi Rossy, uno de nuestros más fenomenales bateristas y que desde hace un tiempo se ha descubierto una vocación de pianista. Así que nos fuimos a las nueve al auditorio y... ¡SORPRESA! Mucha gente, que ya había sido informada de la cancelación del concierto de esa noche, se presentó allí a pesar de todo para asistir solamente a la entrega del premio. ¿Es de agradecer un detalle así, no? Un aplauso para los melillenses aficionados al jazz.

Entonces Jordi Rossy le pidió a Ángel que sacaran el piano al escenario y tocó para todos los que estabamos ahí unos temas solo. Al final le pidió a Kirico que le acompañara en una "jam" sobre la marcha y despidieron el acto con una simpática versión del "Blue Bossa" de Kenny Dorham. Ovación, por supuesto y mi aplauso personal para Jordi por el gesto.
Bueno, hasta aquí mi reciente (que no la última, claro) experiencia jazzística en tierras africanas.

lunes, 22 de febrero de 2010

Logroño en el Teatro Bretón


¡Atentos a la jugada! Hablando de Mayo:

El incombustible Chuchi (Jesús Pérez Caballero) ya ha cerrado su ciclo anual de conciertos que suele organizar cada Jueves de ese mes en Logroño en el Teatro Bretón de los Herreros.
He aquí el menú.

Jueves 6: Cuarteto del lejendario baterista Roy Haynes que, a punto de cumplir sus 85 años (¡Si, si, 85!...) sigue tocando como en sus años mozos, con una fuerza y un swing que todos le envidian. Rodeado de chavales -que podrían ser sus nietos- pero que tocan un mazo (para eso los ha escojido), seguro que nos dará un gran concierto.

Jueves 13: Trío del fenomenal pianista (cada vez me gusta más) Mulgrew Miller. Otra delicia para degustar y chuparse los dedos y, después del concierto, no lavarse los oidos durante unos cuantos días....

Jueves 20: Cuarteto de otro gran maestro del teclado y compositor emérito, el veterano Cedar Walton. Pude escuchar y emitir recientemente en "Jazz Porque Sí" un concierto que dio el año pasado en Berlín y es jazz de mucha altura, de gratificante adrenalina y que nunca defrauda.

Y Jueves 27: Quinteto de nuestro jóven (¡Pero qué talento y qué técnica!) trompetista Raynald Colom. A buen seguro que nos va a volver a sorprender con sus originales composiciones y esa exquisita trompeta que maneja ya, desde hace tiempo, como un gran veterano.

Ahí está el cartel. ¿Qué os parece? ¿Quien da más (por estos tiempos que corren y además, en nuestro país)?
A ver que nos reserva el Chuchi para este mes de Julio en el Festival de Ezcaray. Atentos... Ya informaremos en cuanto sepamos algo.

domingo, 14 de febrero de 2010

El JOHNNY ataca de nuevo

Del 26 de Febrero al 26 de Marzo se desarrollará el 18º ciclo de "Jazz Es Primavera" en el Colegio Mayor San Juan evangelista ("El Johnny" para los amigos). La información completa está en www.sanjuanevangelista.org
Serán nueve conciertos en torno al jazz europeo actual con un cartel de lo más atractivo. Grupos de jóvenes músicos británicos además de una orquesta de lejendarios veteranos de varios paises de nuestro continente (los saxofonistas Alan Skidmore y Stan Sulzman, el flautista checo Jiri Stivin, etc.).
También vendrán los pianistas italianos Stefano Bollani y el gran Enrico Pieranunzi, además de grupos de Suecia, Alemania, Hungría y nuestro "Carlangas" (Sir Charles) que con su quinteto presentará su proyecto de jazz sobre repertorio de música española. Muy interesante.
Alejandro Reyes (artífice del jazz en el Johnny desde hace 40 años), a quien un día habrá que erigir una estátua en agradecimiento de todos los jazzfans de por aquí y de toda España y con todos los honores y merecimiento, ha hecho una vez más encaje de bolillos para, con un presupuesto -que cada año va en disminución- ofrecernos este ciclo.
Por culpa de esa escasa financiación, nos ha comunicado que el ciclo preveía incluir también grupos franceses (entre otras cosas un sonoro homenaje al genial pianista galo Martial Solal) pero que no ha sido posible por esa razón.
Qué más da. El Johnny sigue caminando y eso es lo importante y ahí estaremos para apoyar. Como siempre.

domingo, 7 de febrero de 2010

Las Big Bands no morirán jamás

La Big Band de Bob Sands que suelo ir a ver y escuchar cada Lunes por la noche en ese sitio (simpático pero incómodo, porque siempre está petado) que se llama MOE (en la calle Alberto Alcocer) sigue siendo, para mi, lo más excitante y explosivo que he podido escuchar en estos últimos años.
¡Son la bomba! Diecisiete musicos como una piña. Todos tocan con un entusiasmo dificilmente igualable (y sabemos que lo hacen cobrando una auténtica miseria de caché, pero lo hacen porque les gusta un montón). La sección de saxos, a veces, iguala en sonido y cohesión a la de Count Basie (y no exagero).
El metal -trompetas y trombones- es una pasada y la sección rítmica es impecable, especialmente el trabajo impagable que hace su baterista Dani García que es un verdadero monstruo. Hay un dicho de los jazzmen americanos: "Una banda es tan buena como su batería" y en este caso es una gran verdad. Verle en acción es toda una experiencia. Como subraya cada pasaje, como apoya a cada solista y con qué swing lanza permanentemente la banda.
Y luego está Bob Sands que es uno de los mejores "big band leaders" que he visto jamás. Aunque para él, sospecho que, además de sus otras obligaciones (clases) y contratos, debe ser un trabajo más que estresante el mantener a toda esta tropa en acción (buscar bolos), reunirlos cada semana para ensayar nuevo repertorio, lo cual implica buscar material y también comprar nuevos arreglos -que cuesta dinero, claro-.
En fin: larga vida le deseo a esta "institución" de nuestro madrileño jazz. También siempre se dijo que "Las Big Bands no morirán jamás" y, hasta ahora, menos mal, se viene demostrando. A las pruebas me remito.
Por cierto que tocan también todos los Martes noche en CLAMORES. Aviso a navegantes...

martes, 2 de febrero de 2010

Ser músico de jazz en este país es ser un superviviente

Repasamos el estado de salud del jazz: sus músicos, sellos, festivales o estilos con una de las personas que más sabe de esto. Sus 40 años en las ondas hablando de jazz lo respaldan, estamos hablando de Juan Claudio Cifuentes, ‘Cifu’ para los amigos.
ARTURO OCHOA















Para empezar podíamos hacerlo citando algunos nombres destacables del jazz estatal actual... Por grupos es algo muy relativo, porque igual quien tiene un grupo tiene una actuación cada seis meses y entre medias se gana la vida como puede con otras formaciones. Destacaría cada vez que se junta Jorge Pardo con Carles Benavent y Tino Di Geraldo.

También está la pianista Marta Sánchez, o el grupo Renaissance en Catalunya, con un repertorio original espléndido dirigido por Ramón Quadrada. Otros serían Javier Colina, Ximo Tebar y Jorge Pardo, que además empezó en los ‘70 y es uno de los pilares. Hay bastante actividad, aunque no tanta como debería haber teniendo en cuenta la calidad de los músicos que hay gracias a las nuevas promociones que salen de jóvenes de conservatorios y escuelas especializadas.

Es muy gratificante ver cómo gente joven se está dedicando a algo tan positivo como la música creativa.

Y por estilos, ¿qué destacarías?
Creo que nuestros músicos están al día, aparte de ser la gran mayoría compositores originales. Me refiero a gente como Chano Domínguez, Perico Sambeat, Javier Colina, Antonio Serrano o Abe Rábade. Este último es un pianista maravilloso, que compone que te mueres, dirige grupos con un saber espléndido y tiene una forma de componer y de entender el jazz absolutamente de hoy. También quedan media docena de grupos que practican ese jazz antiguo de Nueva Orleans, Dixieland, que es muy divertido y que también tiene su capilla. Quitando eso, el jazz que tocan nuestros músicos es absolutamente actual.

¿Es difícil ser profesional del jazz en la actualidad?
Ser músico de jazz en este país es ser un superviviente, en el sentido de ver todos los días por dónde te va a caer el tema y por dónde vas a poder ir. Muchas veces la salvación es que te llame un Alejandro Sanz o una Chenoa para ir de gira, y te vas con ellos a aburrirte hasta hartarte, pero cuando vuelves te has ganado una pasta que no ganas con el jazz.

Es evidente que el músico de jazz ha de ser un buen músico. Tú no puedes ser músico de jazz sin haber pasado por el conservatorio, carrera de piano, de saxo, etc., saber armonía, solfeo, y una vez que no te peleas con el instrumento te puedes meter en una escuela e incluso buscar becas para aprender más sobre armonía jazzística, composición, improvisación... vamos, lo que es el idioma. Un músico de jazz no puede competir en la escena si no tiene una preparación envidiable.

La escena del jazz en directo es tradicionalmente más reducida que, por ejemplo, la del rock. Comparado con las movidas de estadios de grupos de rock pues sí, pero ahora público para el jazz hay, lo que pasa es que no es tan numeroso, ni tampoco interesa porque cuando intentaron que el jazz llegara a los estadios en la época de Woodstock o Wight casi la fastidian para siempre. El jazz no se puede masificar, es un arte y se practica con ello una selección natural. Si el jazz lo masificas, pierde. No digo que con eso haya que condenarlo a ser minoritario porque puede ser una minoría abultada. En resumen, el panorama es muy bonito en el sentido en que tenemos muy buenos músicos y la parte oscura de la medalla es que no hay ni apoyo, ni ayuda, ni infraestructura para que puedan tocar todos como deberían poder tocar.

Existe un gran respeto con el jazz que no se corresponde con el tratamiento que recibe. El jazz es algo que sigue siendo para los responsables nacionales o autonómicos de la cultura algo que no entienden y que no saben por dónde coger, luego dicen: “¡Ah sí, el jazz!”. Es algo que viste mucho pero de lo que no tienen ni idea, y a la hora de apoyarlo desde el punto de vista financiero o de facilitar las cosas te encuentras con eso.

¿Se nota el descenso general de ventas de la industria musical?
Todavía se sigue vendiendo normal, e incluso se siguen reeditando cosas, porque es una cosa de coleccionistas y bajarte cosas de jazz de internet, para mí, y creo que para los aficionados al jazz en general, no tiene ninguna gracia porque lo que nos gusta es tener el disco, con el valor que le da la portada original con esa foto que viste en el catálogo, o el disco que tuviste y perdiste.

El jazz es otra historia y seguirá vendiéndose, lo que pasa es que en las cantidades que ya se saben, que no son tantas, aunque haya discos millonarios como el Kind of Blue de Miles Davis, pero ésa es la gran excepción.

Respecto a la edición, ¿la llevan sellos pequeños o es exclusiva de multinacionales?
El jazz en este país funciona sobre todo por los sellos pequeños, con alguna excepción como que un sello como Universal de vez en cuando publique cosas de músicos como Perico Sambeat. Chano Domínguez ha estado grabando para Nuba, Abe Rábade también ha grabado para ellos, o con un sello local en Galicia [Xingra]. Algunos de ellos, no sólo son pequeños sino que además son locales. El que más se ha movido siempre ha sido el sello catalán Fresh Sound, que a veces ha apostado valientemente por cosas por las que nadie apostaría y le ha salido bien.

Comparando el momento actual con el pasado, ¿ha habido tiempos mejores?
No ha habido tiempos, antes no había músicos de jazz en España, quitando a Tete Montoliu y Pedro Iturralde, de los que vivíamos. De pronto en 1985 empieza a salir toda una generación de músicos y es cuando aparecen Chano, Perico, Colina, Ramón Cardo o Carlos Gonzálbez.

De pronto de la nada vemos aparecer a un montón de gente. No es que haya habido un pasado, estamos viviendo el primer tiempo. El pasado del jazz en España se limita a orquestas que tocaban foxtrot en los años ‘30 en las boîtes de la Rambla de Barcelona, que aporta poco porque es anecdótico. En los años del franquismo no se podía tocar jazz porque estaba prohibido por lascivo.

No estamos viviendo un buen momento, pero es el primer momento, que está durando desde el año 85, con lo cual estamos en la primera generación todavía, la segunda está formándose. Este tiempo es el bueno de momento y a ver si vienen mejores porque esto promete.


El Estado de los festivales y las salas de conciertos
“Hay festivales asentados y son los macrofestivales en este país, por ejemplo en el de Donosti el jazz se ve diluido cada vez más en otras músicas no tan jazzistas o no jazzistas a secas y para asistir a un buen concierto de jazz igual te tienes antes que tragar otras actuaciones que no te apetecen en ese momento. El de Vitoria a menudo también hace concesiones comerciales que no todos aprobamos y en cuanto al jazz que programa, tiene tendencia a repetir los mismos artistas con demasiada frecuencia. Las veces que han venido a actuar Wynton Marsalis o Pat Metheny ya no se cuentan.

El de Ezcaray, que ya lleva 14 años, es uno que merece la pena, suele llevar a gente de primerísimo nivel con un presupuesto ridículo comparado con cualquier de los anteriores. Con cuatro duros consigue hacer encaje de bolillos y además es gratuito, comenta Cifu. “Respecto a las salas, lo de Madrid es vergonzoso, un ejemplo de ello es el cierre del club Bogui. No sé que pasará, pero la preocupación es que no hay sitios para tocar porque tenemos unas autoridades y una Administración a las que les gusta muy poco el arte y la cultura, pero muy poco, dudo mucho que sepan dónde está la cultura o qué cultura hay que aplicar. Estamos de pena”.


http://www.diagonalperiodico.net/Ser-musico-de-jazz-en-este-pais-es.html