lunes, 7 de junio de 2010

Resumen MAYO EN LOGROÑO


Antes de pasar a comentar el Festival riojano –y sin salirme de la Comunidad-aquí van unos apuntes sobre los cuatro conciertos de jazz que, como cada año, organiza el incombustible Chuchi en el Teatro Bretón de Los Herreros de la capital riojana cada Jueves del mes de Mayo y de los que ya habéis tenido información previa en esta página.

Quizá podamos reprochar a la Concejalía de Cultura local la poca (¿tímida?) difusión de estos eventos (una breve reseña escuchada en Radio Rioja en donde el Concejal se puso, él por supuesto, las consabidas medallas y no mencionó para nada al verdadero artífice de la movida, o sea, a Chuchi…). El resultado fue que no se consiguió el lleno total (vista la excelencia de los grupos programados en cartel) aunque a pesar de todo el Teatro llegó a los tres cuartos del aforo en cada ocasión, lo cual no está nada mal visto ese poco apoyo administrativo. En fin, una pena pero, desgraciadamente, siempre es así cuando los políticos andan por medio.

Bueno pero al final fue todo un éxito –de lo cual me alegro un montón- y todos los aficionados al buen jazz que acudieron al Bretón salieron encantados de cada velada. Doy fe porque estuve en los tres primeros. El cuarto concierto me lo perdí –y lo siento- porque no hubo forma ya de encajar mis obligaciones radiofónicas con más ausencias.

6 de Mayo:

Roy Haynes (¡¡85 AÑOS!! y sigue como un chaval) no solo no defraudó sino que nos volvió a dejar con la boca abierta por su energía, su swing y su autoridad liderando su cuarteto y moviéndose por el escenario de la batería al micrófono. Nos regaló un solo -de ya no me acuerdo cuantos minutos- que dejó bien sentado, una vez más, que estábamos ante uno de los indiscutibles maestros de la percusión en el jazz moderno.

Sus “chavales” (de los que puede ser perfectamente el abuelo) demostraron su buena escuela en todo momento: Jaleel Shaw al saxo alto y, especialmente, Martin Bejerano al piano.

De Roy, con quien estuve luego cenando, solo puedo decir que no hay manera de creerse que tiene todos esos años. Imposible. Tiene un “coco” que ya lo quisieran para sí muchos, memoria de elefante (se acuerda de TODO, fechas, nombres…) y su aspecto físico, su dinamismo y movilidad hacen que cualquiera que no le conozca y que intente ponerle una edad, no apueste más allá de los 55 o 60 (a lo más). Solo quiero recordar el comentario, a la salida, de una señora amiga nuestra y que es de lo más elocuente: ”¿Te has fijado cuando se inclina para coger la botella de agua del suelo? ¡Si está más ágil que yo!”

13 de Mayo:

Mulgrew Miller ya puede ser considerado como miembro de pleno derecho de ese escogido colectivo de pianistas exquisitos (yo les llamo los “gentlemen del teclado”) que incluía a Hank Jones, Jimmy Rowles, Ronnie Mathews, John Hicks o Tommy Flanagan y sigue incluyendo a Barry Harris, Kenny Barron, Jon Mayer y también Cedar Walton (que vino una semana después).

Con su trío, que completaban el sólido contrabajista Derek Hodges y el dinámico baterista Rodney Green, Miller nos regaló un concierto lleno de elegancia y buen gusto, como era de esperar y, claro, no defraudó. En segunda parte salieron acompañando al buen vocalista (gran voz de barítono, pero con muchos registros) Kevin Mahoganny. Sentido del jazz hasta en el ADN, arte de las baladas (matrícula de honor), afinación y tablas para dar y tomar. Un profesional, vamos. Muy bien.

20 de Mayo:

Este, como el de Roy, era de los conciertos “esperados”. Uno de los más indiscutidos “catedráticos” del piano, Cedar Walton y esa leyenda –todavía bien activa- que es el saxo tenor Benny Golson (que a sus 81 años sigue dando auténticas lecciones magistrales). Como era de imaginar, el repertorio estuvo, en su mayoría, compuesto por temas de la pluma de Golson, aunque abrieron con una de las más famosas piezas de Walton (otro compositor que se las trae…): “Bolivia”.

Apoyando a Golson en la sección de vientos estaba ese excelente trompetista (ya era “Jazz Messenger” de Art Blakey en los 80 y eso es todo un diploma) Philip Harper. La rítmica la completaban el –como siempre impecable y seguro- contrabajista Reggie Johnson (bien conocido por aquí y todo un portento de veteranía y profesionalidad) y Mario Gonzi, ese baterista italo-austriaco que pudimos ver, acompañando –y muy bien- al genial Phil Woods el pasado verano en Ezcaray.

Fue una gozada de concierto: “Whisper Not”, “Along Came Betty”, íbamos tarareando los temas y luego, en un momento, Walton se quedó solo para regalarnos un “Body And Soul” -a ritmo de Formula Uno- que, cuando acabó, yo pensé “Ahora es cuando hay que decir: ‘Después de esto, apaga y vámonos’”. Pero no, había más… Quedaba, entre otros, un “Stablemates” de colección. Noche feliz, sí señor.

27 de Mayo:

Este es el concierto que me perdí. Vuelvo a decir que lo siento porque el trompetista Raynald Colom es muy buen amigo mío, le aprecio un montón y cada día toca más y mejor (¿Hay límite para eso?).

Solo puedo contar que Chuchi me comentó, al día siguiente, que si todos habían sido conciertos estupendos este, para él, había sido el que más le había gustado (así que doble rabieta para mí…).

Vino a quinteto con Javier Vercher (palabras mayores…) al saxo tenor y Albert Bover (palabras más mayores, si cabe) al piano. El bajo y el baterista eran americanos, jóvenes amigos neoyorquinos de Raynald y demostraron –según Chuchi- tener una profesionalidad envidiable. Pero lo que me recalcó es que Raynald, Javier y Albert SE SALIERON… O sea, que tocaron lo que no está en los libros. Pues no sabéis lo que me alegro por Raynald. Si este es su quinteto actual, que le dure para que podamos verlos más veces por estas latitudes y, de paso: “A ver ese próximo CD con estos mismos colegas, Raynald…”.

Bien, hasta aquí lo de Logroño (más que satisfactorio) y ahora:

“¡DING, DONG!, Próxima estación: E Z C A R A Y…”

Nos vemos en la barra del “Masip”.

Cifu

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